“Para los chilenos y colonos que llegaron, esta isla es el fin del mundo. Para los que estamos desde siempre, su comienzo.” Con esta declaración de un miembro de la Recta Provincia, imputado en el tribunal de Chiloé en 1881, comienza Brujería, película de Christopher Murray (Chile, México, Alemania, 2023). A través de ésta, seguimos a Rosa Raín (Valentina Véliz), niña decimonónica de trece años, que vemos transitar de empleada doméstica de colonos alemanes, a Huilliche empoderada.
Brujería es un drama de suspenso histórico y fantástico, que representa la historia de Chiloé cien años después de que se abolieran las encomiendas de Huilliche, y a alrededor de cincuenta años después que el archipiélago se anexara el estado de Chile. En el centro de la acción, está el juicio a los brujos. Este será el sistema legalista con que la nueva república reprime a los indígenas en el archipiélago. Enfrentándose a esta autoridad que posee un nuevo y peligroso poder, están los brujos: La recta provincia. Grupo de líderes indígenas -que en la película incluye a Mateo Parancán (Daniel Antivilo), el rey Huilliche- quienes son herederos de los poderes de una importante machi que se enfrentó a un brujo español. Cuando ganó el reto, recibió como premio un libro de brujería. Ellos son “los que damos justicia a los indios de la isla” dice el personaje interpretado por la poetisa e investigadora Neddiel Muñoz Millalonco a Rosa.
Por su parte, el suspenso emerge de las grietas de la isla, la inalterable lluvia, en los murmullos del viento, de la mirada de los animales, de las encantaciones de los brujos. Al estilo de The Witch (Robert Eggers, 2015), Brujería hace que el propio territorio donde ocurre la película sea uno de los protagonistas. La primera vez que escuchamos esto es al comienzo de la película. La familia alemana reza sola, y Rosa reza en otra habitación como si la etnia y no el racismo mancillara la oración. El zumbido, gritos sordos invaden a Rosa, quien encuentra muertas a todas las ovejas del patrón colono.
En términos de los interesantes sonidos que posee la banda sonora de Brujería, podemos encontrar también una pléyade de idiomas y acentos. Se habla en tres idiomas, alemán, español y mapuzungún. Además, están todos los acentos españoles de los colonos, los mapuche, los chilenos, el alemán de la familia y Rosa, una cacofonía de expresividades en lo que se entendía como el fin del mundo. Ella es la única que se puede comunicar con todos.
La crueldad con que los colonos buscan retribución ante la tragedia del ganado expresa su sentimiento de superioridad. Esto se refuerza cuando la esposa no está de acuerdo con que Rosa se reconozca a sí misma como católica, ni que entierre a su padre bajo una simple cruz de ramitas. Quizás tiene razón, ya que la iglesia no podrá ayudar a Rosa en su búsqueda de justicia. Le mostrará el al camino adecuado, al recomendarle ir a buscar a Mateo.
El estado tampoco le ayuda. Un frustrado y pusilánime alcalde (Daniel Muñoz) no le ve valor a enfrentar a la colonia o en defender la justicia para Rosa. Aun más, de a poco irá recolectando palabras, gestos y acciones, que ocupará para realizar las detenciones y el juicio a los brujos, como forma de salir de la isla. Con este juicio busca también la aniquilación de cosmovisiones.
Cuando Rosa conoce a Mateo, todo lo que no se había pronunciado se manifiesta. Él le pide que lo mire y le diga que ve. Ella le responde que ve a un señor viejo, un indio, un Huilliche, y que dentro de sus ojos se ve a ellas misma. Este proceso de identificación es una figura muy potente, hermoso juego de propiocepción y filiación. Al final quien sí le logrará dar justicia a Rosa será la Recta provincia. La ayudarán con su profunda desolación, que la lleva a un intento de suicidio, hará llegar justicia por el asesinato del padre y venganza por el sinsentido de tal muerte. Generará también las amenazas a quienes les traicionan. Pájaros y perros, Huilliches y winkas, se enfrentan como resultado de la dominación estatal, clerical, y colonial. La brujería pasa a ser la resistencia de la isla y de las personas que la habitan hace siglos en aquellos territorios.
La propia isla interviene en el bienestar de Rosa, los pájaros serán esenciales, están en el velorio solitario que hace para su padre, la guían a la enigmática cueva que hace de corazón de la isla, y serán la manifestación de la brujería al girar sobre los lugares donde se hace un ritual, pero también llevándose los problemas. Este último aspecto está particularmente bien logrado en la película. La preocupada puesta en escena ayudará a crear temas que van uniendo distintos aspectos de la narración, como pastos y juncos trenzado y las trenzas en el pelo. La vinculación de la naturaleza, de lo humano, y de lo espiritual se unen en una nueva trinidad, que se manifiesta como expresión de los brujos. Así, la brujería y las enseñanzas de la Recta provincia serán una fuerza transformadora en la identidad de Rosa, desbautizada de la religión y reconociéndose como Huilliche.
Se declara en el juicio, que la Recta provincia lleva más de cien años operando en el territorio de Chiloé. “Los ignorantes los creen brujos, nosotros delincuentes. (…) haciéndolos un grupo rebelde único en nuestra patria.” A esto se agrega “Operando así, como un estado dentro de un estado”, ajusticiando por campos y ciudades. Ante la interpelación del alcalde el rey de los Hulliche responde: “Yo no veo tribunal ni veo república” y agrega “y si no lo veo, ¿va a hacer que me coman los perros?” En esta escena se resume el evento histórico, pero también la actual relación del estado chileno con el pueblo Mapuche y la continua ceguera de no reconocer que este territorio contiene un estado plurinacional.
Todo el horrible peregrinar entre desidia, injusticia e indignidad que recorre Ana, se clausura en la caverna. Salir de la colonia y del estado implicó una muerte; la del padre, la de un paradigma. La salvación está en confiar en lo original, en esa forma de existir entre personas, animales y naturaleza sin la mediación de las instituciones creadas para el control y el orden. Los mayores Huilliche, los sonidos del bosque, la fuerza del mar, todos los animales son la fuerza transformadora. Y así los pajaritos para la pena, volando se la llevan. Ojalá se llevaran también los siglos de opresión. A través de esta película, podemos ver cómo el conflicto entre el pueblo Mapuche y el estado chileno lleva siglos de opresión. Así quizás los pajaritos de nuestra pena están en el hecho que el estado está construido y es mantenido sobre muerte y negación.
Bossay, C. (2023). Brujería, laFuga, 27. [Fecha de consulta: 2024-12-30] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/brujeria/1193