Las críticas y comentarios tras el estreno de Lokas (Justiniano, 2008) coincidieron, casi todas, en que mucho de su discurso sobre tolerancia y apertura hacia las minorías sóo quedaba en discurso y que por el contrario, la película era realmente homofóbica. En lo personal no me queda más que confirmar esas observaciones y agregar otras mucho más “escandalosas”. Pues más allá de ser sólo un retrato inocente y nada de tolerante del mundo gay en Chile, Lokas es en verdad un canto a la masculinidad latina en crisis y cada día más en decadencia.
En el filme vemos a los homosexuales como se nos han presentado en televisión hasta el cansancio: excluidos del ideal social a través de la caricatura y la burla. El hecho que Coco Legrand sea humorista y que en Lokas encarne al abuelo gay, nos remite inevitablemente al ridículo con el que todos los comediantes han abordado a los homosexuales en sus rutinas. Esta es una visión añeja, sesgada y estereotipada que tanto Legrand, pero sobretodo Bastidas y Justiniano (ambos guionistas) tienen de los homosexuales. En este punto, resulta interesante percatarse que, en el fondo, esta forma de hablar de los gays actúa siempre como elemento comparativo para resaltar la figura del macho. En “Lokas”, el gay actúa como filtro a través del cual el hombre será percibido como hombre bien hombre. Pero vamos por partes.
Si de algo pudiésemos “culpar” a los realizadores de Lokas sería por sus inocentes intenciones, cuando en realidad éstos no son culpables de lo retrógrada de sus ideas. Me explico: Bastidas y Justiniano pertenecen a la misma generación, aquella que, en la flor de su adolescencia, se vio opacada por el Golpe y sus variadas políticas opresivas. Desconozco si alguno de ellos vivió en el exilio, pero si lo hicieron, se nota que no alcanzaron a empaparse de otras visiones en el tema tolerancia gay. Pero no sólo quiero culpar al Golpe. Ambos artistas crecieron en una sociedad conservadora, excluida completamente del mundo entre océano, antártica y cordillera de los andes. Encontrarse con la sociedad chilena de hoy (que con películas como ésta se esboza como liberal pero que aún sigue siendo muy conservadora), es para ambos el lugar perfecto donde explayarse sobre los temas importantes de los que antes no pudieron hablar. El problema es que no pueden. Al menos no tan pronto. No pueden y no porque no los dejen, sino por que su ADN está compuesto en base al clasicismo, al racismo, quizá más lejos al catolicismo y en este caso particular, a la homofobia. Pero eso no es culpa de ellos, sino de cierto tipo de “(in) conciencia conservadora” que marcó a su generación. En ellos pueden abundar las buenas intenciones, que en verdad no dudo las hayan tenido, pero carecen de distancia suficiente para sacarse el peso de una sociedad basada aún en “adjetivos peyorativos”. Incluso dudo que alguien de mi generación (aprox. 20 años de diferencia) pueda hacer un retrato sobre los gays libre de dichas cargas sociales. En este sentido y desglosando su lenguaje cinematográfico, Lokas fue realizada más cerca de este “inconsciente conservador” que de una visión artística, onírica y no fóbica sobre “el mundo homosexual”. Así por ejemplo, no existen diferencias (estéticas, semiológicas, sicológicas) en la manera de tratar la mirada homofóbica que Charly (Bastidas) tiene de los gays y aquella visión con la que el filme nos muestra ese mundo. De aquí se desprende el segundo aspecto, que tiene que ver con el punto de vista del macho en la película.
Como dije más arriba, Lokas gira aparentemente entorno a los homosexuales. En lo que a mí respecta, esa historia no es más que una excusa para tematizar al hombre chileno en crisis. Cuando digo en crisis me remito al cambio del rol que ha “afectado” al hombre en Chile desde que a la mujer se le han reconocido, al menos tangencialmente, sus derechos como tal. Dos hombres son los protagonistas de “Lokas”: el padre y el hijo de nueve años. Hay que decir que la historia recae más sobre el primero y no sobre el hijo, como tanto se promocionó. De homosexuales ni hablar. Las escasas escenas de Legrand con su pareja no alcanzan siquiera a esbozarse como parte de un conflicto, entonces, el punto de vista lo encontramos desde la perspectiva masculina. Así, el estereotipo y la maqueta no sólo recaen en los homosexuales, sino también en los hombres y las mujeres. En “Lokas”, todos los géneros son construidos desde el lugar común: el hombre es por naturaleza el caliente, la mujer es la que coquetea y por lo tanto, él objeto del deseo. Pero esto no queda aquí. La figura del niño, que nos es presentado como parte de la nueva generación, como la salvación a la intolerancia de su padre, es “puesto en escena” como un “machito” en potencia. En éste se germinan no sólo en los códigos morales impuestos por la figura del padre en el filme, sino también los impuestos por Bastidas y Justiniano a través de lo que antes llamé cierta “inconsciencia conservadora”. En otras palabras: esto no es hecho a propósito, sino más bien desde el inconsciente de cada uno. Ejemplos de esto los tenemos cuando en el aeropuerto, el niño se queda mirándole el busto a la mexicana y le comenta agrandado: “Tai súper rica”. También cuando grita como patrón de fundo pidiendo su toalla mientras se ducha. Por si esto fuera poco, las imágenes en las que éste recuerda a su madre fallecida, (en sepia, ésta se mueve frente al lente de la cámara como en un juego de seducción) parecieran venir más de la mente de un marido que de un hijo. Finalmente, el punto de vista masculino y no homosexual queda de manifiesto en el comienzo del filme, con el sueño erótico del padre, pero también al final, cuando el niño, de la nada y para tranquilidad de su padre, invita a almorzar a su primera novia.
Para quienes nos dedicamos a investigar profesionalmente las diversas disciplinas y temas que atraviesan al cine (e imagino también para los sociólogos y sicólogos más cinéfilos), resulta un gusto analizar cómo en estas películas se deja ver, en su estado más puro, una forma de pensamiento conservador repleta de buenas intenciones, pero imposibilitada de manifestarse libremente producto del peso que ésta misma ejerce sobre nosotros.
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Cubillos, V. (2008). Lokas , laFuga, 7. [Fecha de consulta: 2024-12-21] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/lokas/117