Como algunos podrán suponer, Boogeyman no es una gran película ni mucho menos. El que Sam Raimi aparezca involucrado en la producción no significa nada, y aunque es cierto que la historia alcanza momentos interesantes, especialmente en cuanto a la estructura, no basta para revertir un filme mediocre y exacerbadamente modelado a imagen y semejanza de no se cuentas películas hechas últimamente.
Cabe mencionar el principal vicio que este tipo de películas evidencia hasta el hartazgo o, lo que es peor, hasta la indiferencia: Explotar la instantaneidad del “corte inmóvil” como exclusivo golpe de terror, estallar el fotograma.
Este estallido se nos impone como los métodos persuasivos de una tortura o de un interrogatorio; sumidos en la oscuridad, no sabemos nunca de donde vendrá el siguiente golpe. Blindado en un fotograma de sonido no menos beligerante, el fotograma imagen nos hace saltar de nuestros asientos, nos terroriza mediante una manipulación peor aún que la supuesta trampa subliminal del fotograma escondido. Es la imagen de un pobre civil obligado a caminar sobre un campo minado. Como espectadores, sólo nos cabe acusar recibo mediante un grito o cualquier otro tipo de acto reflejo. El instante cualquiera se detona en cualquier instante. Ni siquiera tenemos la opción de pisar en falso.
Quizás valga la pena recordar que una alternativa interesante de este efectismo fue la que aportó “Sexto Sentido”; en un mismo plano, en primer término, un elemento cruza de lado a lado en no más de un par de fotogramas. Y yendo más atrás, hasta “El Exorcista”, nos encontramos con un paradigma completamente distinto; en vez de tomarnos por sorpresa, desprevenidos, se nos anuncia todo con sádica anticipación. Primero es un sonido. Un grito tal vez, un pedido de ayuda, el traqueteo de unas manos sobre los peldaños, la orina cayendo en el suelo. Luego vemos el reflejo de ese terror ya inevitable, en la reacción desencajada del rostro del personaje que mira antes que nosotros. Y recién entonces, luego de pasar por todas estas instancias de expectativas, vemos .
¿Como generar miedo desde el fuera de campo, forzar la imaginación del espectador, darle oportunidad de elegir una imagen y aún así superar con creces su peor temor? es una pregunta que los realizadores de terror ya no se hacen.
Recuerdo que algunos críticos chilenos consideraron que “Ángel Negro” era una de las mejores películas chilenas porque metaforizaba sobre nuestra pasado reciente, a través de la figura del “desaparecido”….En esta cinta, Tim (Barry Watson) es un sobreviviente. De niño presenció cuando su padre fue abducido por el ropero de su pieza. Supuestamente se lo llevó el Boogeyman (Cuco, Hombre del Saco). Luego de una elipsis de tiempo que nos lleva a sus veinte y tantos años, el traumatizado Tim debe volver a la casa de sus pesadillas y enfrentarlas para tener paz.
A lo que voy con esta sinopsis es que nada nos impide buscar significantes hábilmente y considerarlo todo como una metáfora, con segundas y hasta terceras lecturas. Pero tanto para la película chilena como para Boogeyman la búsqueda es inútil. En efecto, nada nos impide inducir que de lo que realmente habla Boogeyman es de los niños desaparecidos y de las redes de adopción ilegales, etc., y que en ese caso la presencia del monstruo del closet sólo consista en un ardid narrativo. O, si complejizamos aún más, podemos leer una reflexión sobre las trampas mentales que un niño se ha inventado para esconder una culpa, un engaño, un abandono.
Y la verdad es que uno se ve tentado de establecer estas conexiones por una razón bien simple; ¿por qué? Si nada de esto cuenta como intención, como discurso, ¿por qué hacer esta y tantas otras películas? No nos cabe en la cabeza creer que no haya nada más. Que detrás de esa última puerta sólo existe un monstruo. Un efecto. Un fotograma. Unos y ceros.
Título original: Boogeyman
Director: Stephen T. Kay
País: Estados Unidos
Año: 2003
E., J. (2005). Boogeyman: el nombre del miedo , laFuga, 1. [Fecha de consulta: 2024-11-02] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/boogeyman-el-nombre-del-miedo/184