A partir de los años sesenta del siglo XX, la producción audiovisual se hibridiza y el cine se expande hacia otros campos del arte contemporáneo. Las neovanguardias, al incorporar las nuevas tecnologías, generan prácticas que implican la abolición de las fronteras convencionales del arte y la experimentación con la materialidad original analógica de los soportes del cine y el video. Los nombres de Gene Youngblood, Raymond Bellour, Jean-Paul Fargier, Arlindo Machado, Lev Manovich y Jean-Louis Comolli destacan en relación a una nueva crítica que se propone pensar y analizar esta situación. El libro pionero de Youngblood, publicado en 1970 e inspirado en el concepto acuñado en los sesenta por el cineasta experimental estadounidense Stan VanDerBeek, y particularmente por el artista George Maciunas, aborda la alianza de las artes y los medios, ampliando las posibilidades estéticas del cine y desplazando los parámetros de la producción artística. Lo que sobresale es el carácter sinestésico, sensorial, performático e interactivo de un audiovisual expandido, capaz de generar diferentes tipos de imágenes, experiencias inauditas y nuevos estados de percepción en los espectadores, neutralizando la linealidad de la narrativa fílmica, el sistema de exhibición de los Lumière, es decir, la recepción pasiva de las películas y el dispositivo fílmico como tal.
En los últimos sesenta años, el campo expandido del Audiovisual ha ampliado sus horizontes, a través de la paulatina incorporación de las tecnologías digitales. Desde el láser disc Bach (1986), del chileno Juan Downey; al proyecto alrededor del largometraje Pachito Rex. Me voy pero no del todo del mexicano Fabián Hofman (2001); Op_era de los brasileños Rejane Cantoni y Daniela Kutschat (1999-2005); hasta las instalaciones Operación Fracaso y el Sonido Recobrado (2015) de la argentina Albertina Carri y Carne y arena (2017), del mexicano Alejandro González Iñárritu –por sólo mencionar algunos hitos de nuestro continente- existe un gran número de relevantes propuestas audiovisuales expandidas. Por un lado, proponen contenidos propios, autorreflexivos, críticos, iconoclastas; y, por otro lado, una serie de obras reinterpretan o se apropian de contenidos preexistentes, a partir de la manipulación de todo tipo de archivos.
En los artículos de este primer dossier, cuatro autorxs -Mónica Acosta, Miguel Bouhaben, Malena Souto, Yamila Volnovich- se centran en proyectos de los artistas y cineastas argentinxs Andrés Denegri, Sebastián Díaz Morales, Gabriela Golder y Carlos Trilnick. En sus trayectorias, se destacan las experimentaciones y migraciones entre varios soportes y técnicas audiovisuales entre el cine, el videoarte y la práctica de la instalación; la crítica de formas hegemónicas de representación y la proyección de prácticas y experiencias estéticas/políticas alternativas entre afecto y sentido, entre palabras e imágenes; la reflexión sobre las temporalidades del cine contemporáneo en su relación con las memorias del presente, del pasado y del futuro; el trabajo performático de los archivos y la generación de nuevos tipos de imágenes expandidas. El quinto artículo, de Pablo Gamba, se hace cargo del análisis de cuatro momentos destacados de la historia del cine experimental de vanguardia en Venezuela a partir de los Nuevos Cines Latinoamericanos de los años sesenta hasta los proyectos experimentales recientes de Jorge Castillo. El último texto es la introducción al libro Ismo Ismo Ismo. Cine experimental en América Latina (2019), de Jesse Lerner y Luciano Piazza. Los autores ofrecen una pequeña genealogía del cine experimental latinoamericano, haciendo hincapié en el ímpetu vanguardista de las artes del siglo XX. Con las seis contribuciones, el dossier ofrece un prisma de la producción audiovisual expandida latinoamericana, no exhaustivo ni panorámico, sino situado y representativo de configuraciones estéticas en un momento clave de una necesidad política: volver a ver (con) las imágenes, estudiar y analizarlas a la luz de un cambio cultural generado en su momento por la era electrónica y ahora digital en sus confluencias con el arte contemporáneo.