El cadáver de la novia

Todo lo que baja tiene que subir

Por Juan E. Murillo

Director: Tim Burton Año: 2005 País: Reino Unido

 
 

Apuesto que ningún profesor de lenguaje comentará con sus pupilos, luego de hacerles leer algún cuento “infantil” de Wilde (“El Cumpleaños de la Infanta”, por ejemplo) las verdaderas causas de su encarcelamiento. O en el caso de Swift, resulta del todo improbable que Disney incluya en alguna versión animada de Gulliver sus últimos dos viajes. No hay que dar muchas vueltas para entender que son los propios adultos quienes han utilizado y filtrado este tipo de literatura actuando como niños, dejando sólo aquello que sirve para colorear y soñar; gigantes, enanos, palacios, niñas rubias, brujas, puentes levadizos.

Tim Burton es un hombre con quien muy poca gente adulta dejaría jugar a sus hijos pequeños. Lo que esa gente no sabe, o finge no saber, es que cuando sus pequeños hijos juegan lo hacen descuartizándose. En sus mundos privados se convierten en brujos, asesinos en serie, fantasmas y siempre se pelearan entre ellos para obtener el rol de villano. Burton conoce esos mundos privados y sabe como deben terminar esos juegos. Así por lo menos lo expresa en su libro de cuentos, La Melancólica Muerte del Chico Ostra.

El Cadáver de la Novia sigue una línea temática y principalmente estética en la filmografía de Burton que comenzó con Vincent, un cortometraje de animación (más exactamente pixilación) narrado por Vincent Price y que trata precisamente de cómo la vida cotidiana de un niño sucumbe ante su imaginación, guiada por la trágica y melancólica identificación con el imaginario de Poe. Las influencias para Burton en este sentido son claras; aparte de Poe, los cuentos del Doctor Seuss, Vincent Price dirigido por Roger Corman, las series animadas basadas en el reno Rodolfo que se transmitían durante las navidades y especialmente todo aquel imaginario de Halloween que nosotros tan poco comprendemos, imitando ridículamente.

En esa misma línea seguiría El Extraño Mundo de Jack, donde la perfección alcanzada por ese mundo tan elaborado (tanto que demoró en hacerse tres años, filmando 3 planos por semana) pero al mismo tiempo anterior a toda técnica, pues personifica la fábrica misma donde se construyen las pesadillas, y las pesadillas son las que llevaron al hombre a construir para protegerse, para iluminarse, para trabajar y llegar cansado y así dormir sin sobresaltos; las canciones de Danny Elfman, el trabajo del dibujante Henry Salick, cada personaje secundario, la visión no de un más allá, sino de muchos, lo que pone en duda cual está más acá; toda esta perfección, decía, hacen que esta nueva película parezca el cadáver de algo. Tal vez porque evoca algo plácidamente geométrico; el triangulo amoroso, la verticalidad del mundo vivo por sobre el mundo de los muertos, los estribillos de canciones demasiado largas y bien bisadas, etc. En el fondo, la sensación de estar viendo un mundo que, salvo ciertas distorsiones de perspectiva y de situaciones evidentemente aberrantes no difiere mucho del nuestro. Un mundo en el que Johnny Depp no sólo pone la voz a su personaje, sino que le presta su propia imagen.

De todas formas la película logra una interesante densidad filial en base a ciertos elementos que dialogan con la cinefilia. En efecto, ¿Qué es más triste que ver a una mujer vestida de blanco sola, en un lugar que no sea una iglesia? Burton desposa a todas las novias tristes y, porque no decirlo, vengadoras del cine, o al menos las más memorables; la novia vestida de negro de Truffaut, la propia Uma Thurman en Kill Bill (quien también logró salir de su tumba), y, actualmente en nuestra cartelera, la melodramática Sibel de Contra la Pared, entre otras.

Creo que lo mejor de la película se logra cuando, en un par de momentos, la intervalométrica sucesión de poses se detiene en un cuadro inmóvil cualquiera, como si fuera una imagen en tiempo real sacada del set de filmación, un intermedio mientras se almuerza o se prepara la cámara; y en ese momento que dura la detención nos damos cuenta que aquel mundo que nosotros considerábamos en movimiento padece de la misma urgencia que tienen los juguetes por salir de las repisas y los cajones, la necesidad de que giremos sus cabezas para que puedan mirar hacia otro lado.

Sólo duran un par de segundos estas tomas que comento. Luego la mandíbula de un esqueleto cae y todo se reinicia nuevamente; los niños han vuelto para jugar con ellos.

 

 

 

Título original: The corpse bride

Director: Tim Burton y Mike Johnson

País: Inglaterra

Año: 2004

 

 
Como citar:
E., J. (2005). El cadáver de la novia, laFuga, 1. [Fecha de consulta: 2024-12-21] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/el-cadaver-de-la-novia/160