No hay dudas que Francisco Lombardi es el nombre más reconocido del cine peruano, y posiblemente el más importante (pero mejor no entremos en banales jerarquizaciones). Por lo mismo, con 38 años de experiencia (desde su debut con el cortometraje Visión de Eguren), bastante se ha dicho y escrito sobre su obra, una que retumba fuerte y con justa razón en la cinematografía latinoamericana. La ciudad y los perros, La boca del lobo, Tinta Roja y Pantaleón y las visitadoras, son filmes ineludibles.
Frente a la amenaza de la redundancia o de escarbar ya ciertos lugares comunes, el crítico peruano Federico de Cárdenas se atreve a enfrentar la obra del realizador nacido en Tacna de manera sistemática y minuciosa, repasando toda su filmografía. El cine de Francisco Lombardi, una visión crítica del Perú (Uqbar, 2014) busca justamente desentrañar lo que su título señala, la obra de un director que ha hecho cine de frente a su realidad y buscando siempre conectar con el público.
Como bien señala el autor en el prólogo, el cine de Lombardi se caracteriza por “este respeto a la puesta en escena, focalización en los actores-personajes, resistencia a fragmentar el relato y jugar con tiempos y espacios, ser partidario del “montaje invisible” que no distraiga la atención del espectador”. Es lo que comúnmente se resume como “cine clásico”. Influenciado por los grandes maestros del cine norteamericano (Cárdenas nombra a Lumet, Pollack, Brooks, Huston como los que más pesan en Lombardi), el cine del peruano también tendría afinidades en la región con “el argentino Adolfo Aristaraín, el colombiano Sergio Cabrera o el mexicano Arturo Ripstein”.
Será esta concepción (lo “clásico”) puesto como sentado en el análisis y será la base de una escritura que va desarmando una por una, capítulo por capítulo, cada película, dándole al libro una estructura bastante clara, presentándose un texto que es formalmente como un catálogo analíticamente contundente. Se plantea, entonces, un estudio de obra que aprieta casi totalmente las clavijas en las temáticas más que en su puesta en escena. De hecho, constantemente de Cárdenas habla de correcta (o no) “puesta en escena”, dando por sentado que el sólo concepto remite a una visualidad centrada en lo “clásico”, es decir, en mostrar sin aspavientos visuales un momento.
Su propósito es el análisis argumental visto bajo estos parámetros, del que va extrayendo ripios o cualidades a partir de la verosimilitud que alcance cada filme. A través de esto, de Cárdenas va trazando líneas sobre cómo el cine de Lombardi enfrenta su contexto. Como, ya desde ese notable debut llamado Muerte al amanecer (1977), pasando por La Ciudad y los Perros (1985) y hasta Ella (2010), se busca plasmar una cierta “peruanuidad” donde siempre se está al borde del precipicio, donde toda historia está basada en una realidad que tiene demasiada basura barrida debajo de la alfombra.
Con todo esto, y con una corrección y academicismo muy controlado, El cine de Francisco Lombardi es más bien un texto que solidifica ciertos conceptos que una publicación que busque arrojar nuevas luces sobre el director peruano. Se echa de menos mayor riesgo en la mirada, más desbordes y, sobre todo, un buceo del porqué el cine de Lombardi no sólo es transversal debido a su estilo “clásico” o “con momentos de verdad” (como a veces señala el autor). Por qué, a fin de cuentas, sus temáticas además suscitan interés no sólo en el Perú, sino en toda Latinoamérica.
No estamos hablando de un director academicista, sino de alguien que ha buscado ese encuentro con el espectador persistentemente. No deja de ser curioso (y digno de ser analizado), que Lombardi no sólo es un connotado cineastas para los peruanos, sino también un dirigente del fútbol, que logró ser presidente del Sporting Cristal (uno de los clubes más populares del país) y que incluso lo llevó a disputar una final de Copa Libertadores en 1997. Incluso, Lombaradi dirigió la Federación de Fútbol de Perú a principios de este siglo. Más allá de la anécdota que esto implique, hay ahí una búsqueda personal, y bastante alocada, por fundirse en lo popular, de desentrañar y desembocar ciertas emociones que su cine, en sus mejores momentos, refleja. Es justamente esa vitalidad la que se echa de menos en el libro.
De todas maneras, es un acercamiento valorable, sobre todo en cuanto a dar una perspectiva clara de su obra dentro de la historia reciente del Perú. Como también lo es la puesta en valor de Lombardi dentro del cine peruano, del cual Cárdenas hace una valiosa mirada global en las primeras páginas de libro.
Morales, M. (2014). El cine de Francisco Lombardi, laFuga, 16. [Fecha de consulta: 2024-12-21] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/el-cine-de-francisco-lombardi/696