en Cineclub, viernes 28 de julio, 19:30 hrs .
Mohsen Makhmalbaf es uno de los directores iraníes con mayor repercusión mundial, junto a Kiarostami, y a pesar de ello es muy poco conocido en nuestro país. Algunas de sus películas se han visto en algunos festivales y muestras, como El ciclista y El silencio , ha sido eventualmente programado en la televisión por cable y sólo una de sus películas se encuentra en el circuito de arriendo doméstico, Kandahar .
Gabbeh surgió originalmente como un proyecto documental que su director, Mohsen Makhmalbaf, realizaría en torno a la actividad de confeccionar alfombras de una tribu nómada del sudeste de Irán. De hecho, el término “gabbeh”, designa aquellas alfombras de lana realizadas en telar, de colores saturados y con dibujos ingenuos que cuentan alguna historia, normalmente cercana a la mujer que la confecciona. Sin embargo, a poco andar de la filmación, Makhmalbaf comenzó a entrever una historia y terminó dándole un giro hacia la ficción a la película.
La historia, basada en los dibujos de una alfombra que al inicio de la película lavan unos viejos, trata del amor contrariado entre una joven mujer, que toma el nombre de Gabbeh para establecer claramente su pertenencia a la historia del tejido, y un extranjero a la tribu que sigue sus pasos a caballo en las montañas. El padre, por motivos de tradición, se opone férreamente a la unión matrimonial de los jóvenes.
Dos dimensiones se van entretejiendo en la película de Makhmalbaf. Por un lado conserva un cierto carácter etnográfico que nos permite acercarnos a las costumbres de la tribu que practica esta actividad centenaria de la fabricación de alfombras. En este sentido, guarda una tremenda relación, no abandonada, con el origen documental del proyecto. Sin embargo, Makhmalbaf no deja de observar lo que sucede desde un punto de vista crítico. Podríamos decir que, en cierto aspecto, nos encontramos frente a una película que denuncia la posición de la mujer en una sociedad anclada en una tradición esencialmente patriarcal.
Por otro lado, el director se deja fascinar por el colorido de este pueblo. Esto hace que la película tienda a perder en parte el hilo narrativo (ya bastante complejo por la confluencia de diversos niveles diegéticos que se desprenden tanto del presente de los viejos como de la historia en la alfombra y la mezcla que se produce entre ambos), concentrándose en mostrar las actividades y los desplazamientos de la tribu en paisajes ciertamente bellos y marcando su relación con la naturaleza.
Aun así, Makhmalbaf integra los colores como si fuesen un código más que permite comprender la película. La inclusión de un tío (curiosamente llamado Abbas, como aquel otro insigne director iraní) que da lecciones respecto del sentido de los colores resulta reveladora de cierta intención didáctica del director. Pero en ningún momento, incluso en este caso, abandona el aire lírico y mágico que define el tono de la historia.
Gabbeh es una suerte de fábula que toma en parte la estructura de los cuentos populares, pero a pesar de su aparente simplicidad, y en contra del hecho de haber sido realizada sin un guión previo, es de una complejidad que contradice la tendencia conocida de los filmes iraníes, más anclados al realismo, las historia mínimas y la evolución lineal de los acontecimientos.
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Jacobsen, U. (2005). Gabbeh, laFuga, 1. [Fecha de consulta: 2024-12-10] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/gabbeh/181