Artificio
Pensar en pornografía sin sexo es bastante absurdo. Si ya el género softcore resulta objeto de risas por insinuar el acto sexual mediante el velo de la siutiquería explícita, una película que haga alarde de las intenciones sexópatas de sus personajes, pero que a la vez evite la concreción de ellas, es un delirio o más bien algo siniestro. En cierto modo, eso es PG Porn (2008-2009): una serie de porno disfuncional en donde sus personajes nunca alcanzan a concretar el acto sexual. Lo que ocurre en cambio, son situaciones fuera de lugar, tales como crímenes por equivocación, insinuaciones frustradas o desviaciones drásticas hacia otros géneros como el thriller sicológico o el musical.
PG proviene de parental guidance, la calificación medial que en los países anglosajones se atribuye a la programación de contenido que requiere orientación de los padres para ser vista, algo muy similar a la calificación R del Consejo de Televisión en Chile. James Gunn, el realizador de PG Porn (conocido por los guiones de Scooby Doo 1 y 2), lo define como una serie destinada a aquellos que gozan de los preámbulos narrativos usados por la industria pornográfica antes de dar paso a las escenas de sexo explícito. Lo curioso y extravagante de esta serie, es el modo en que se suprime la concreción del inminente acto sexual, haciendo que cada capítulo derive en un sinsentido que en ocasiones resulta perversamente jocoso. 1Ir a: http://www.spike.com/hub/pgporn
Taxonomía
En su libro El eros electrónico (Taurus, 2000), Román Gubern dice que el atractivo del porno duro (hardcore) reside en su faceta de documental fisiológico, 2“El cine porno es, en efecto, un documental sobre la erección, la felación, el cuninlingus, el coito vaginal, el coito anal y el orgasmo. Y el público paga su entrada, no para contemplar sus livianos pretextos narrativos (el lechero llamando a la puerta de la casa de la señora), sino por deleitarse con el documental fisiológico, que constituye la esencia y razón de ser del género.” (2000, p.180) donde el registro del sexo explícito sacado de todo contexto, incluso de las personas que lo ejecutan, es protagónico. Terminologías de uso común en la industria, tales como medical shot o, en español, plano clínico (plano cerrado de los órganos sexuales en acción), reiteran el hecho de que el porno duro es una descripción fisiológica de la copulación humana o bien de las reacciones corporales del organismo al ser sometido a estímulos externos poco usuales.
Desde una mirada antropológica, es posible explicar la diferencia entre el registro audiovisual de un parto con el de una pieza pornográfica. Siendo ambos registros hiperrealistas de procesos fisiológicos, uno va a servir para estudios clínicos o bien como material testimonial para el recuerdo familiar; el otro, en cambio, será comercializado para su consumo con fines onanistas. Al rescatar piezas históricas del porno, como el cinéma cochon o su homólogo norteamericano conocido como smoker, algo nuevo se nos revela. En ambos casos, nos encontramos frente a muestras de sexo explícito filmado durante la primera mitad del siglo XX. Hoy en día, sin embargo, muy difícilmente este material serviría para satisfacer al gran público consumidor de porno. Esto comprueba el fuerte carácter antropológico del género, dejando en evidencia que su vigencia responde a tendencias y gustos marcados por la cultura y las épocas.
En PG Porn, el dispositivo de humor se basa en la eliminación del documental fisiológico y en el protagonismo de un argumento antropológico. Así, cada capítulo apela a un primer grado de excitación, correspondiente a las expectativas causadas por reconocer un tópico de moda inscrito en los códigos del género. De esta manera, PG Porn denuncia la consolidación de una sub-unidad de ficción que se ha construido a partir de la necesidad por sazonar con fantasías la dureza del acto sexual explícito. Esta sub-unidad, difícilmente podría ser denominada como una derivación de algún género. En cierto modo, ella es un material primigenio que se constituye a partir de artilugios básicos que responden a los orígenes de la narración, la puesta en escena y su recibimiento por parte del púbico. Estos artilugios se pueden resumir en cuatro: el argumento narrativo, el juego de rol, el punto de vista audiovisual y los fetiches espectatoriales.
Disección
1- Es común que en el desarrollo del argumento narrativo, la profundidad psicológica de los personajes sea nula. Su descripción en el guión, aporta más que nada en la selección de un vestuario y una escenografía adecuados. Respecto a la elaboración de un arco dramático para la película, cabe primero preguntarse si acaso ella tiene o no fines narrativos concretos.
Los argumentos narrativos a los que alude el cine porno, responden a un imaginario autónomo y propio del género. Este imaginario se ha ido construyendo desde las estructuras más tradicionales de la narración cinematográfica, hasta los conceptos temáticos que han nacido de las posibilidades que ofrecen soportes y formatos más recientes tales como el video casero o Internet. En los capítulos 1 y 4 de PG Porn, titulados Nailing your wife y Roadside Ass-istence, el argumento narrativo es tratado de la manera más tradicional. En el primer caso, se trata de una desencantada esposa (Aria Giovanni) que seduce a un torpe obrero de la construcción; en el segundo, una ardiente colegiala (Sasha Grey) lleva su auto donde un mecánico al cual se le insinúa.
Este modelo de argumento narrativo, es el origen del artificio en el porno. Desde la muy citada Garganta Profunda (Gerard Damiano, 1972) hasta las últimas producciones de Digital Playground (Nurses, 2009; Pirates II, 2008), responden a un modelo de trama sencilla en la cual los actores encarnan personajes históricos o representativos de la sociedad. Este modelo de argumento narrativo clásico, se contrasta con un modelo mucho más reciente que es el documental amateur, en donde los personajes simulan ser gente común y corriente que se graba a sí misma, o por un tercero, mientras tienen sexo.
En el capítulo 5 de PG Porn, titulado Squeal Happy Whores, Jenna Haze hace el rol de una joven actriz porno que seduce a la persona con la cual supuestamente le toca tener sexo ese día. Este modelo narrativo derivado del documental amateur pero que a la vez denota una mayor pulcritud en el desarrollo de su argumento, puede ser entendido bajo los parámetros del docureallity. El origen de este subgénero data de 1997, cuando Pierre Woodman, un francés involucrado en la industria porno europea, lanzó su serie Casting X. En ella, Woodman viaja a lo largo y ancho de Europa del Este en busca de jóvenes y atractivas muchachas interesadas en convertirse en estrellas porno. De esta manera, la trama consiste en la iniciación mediático-sexual de una persona ajena a la industria.
2- “Juego de rol” es probablemente el término más correcto para referirse al acto performático que realizan los actores porno en la gran mayoría de sus actuaciones. Dado que los personajes que representan no son más que una fachada para dar pie al acto sexual, el hecho de que las actuaciones sean buenas o malas es algo secundario. Esto se confirma al tener en cuenta que, por lo general, el actor o actriz porno hace de sí mismo, incluso cuando asume el rol de un personaje. En tal caso, el actor o actriz juega el rol de sí mismo interpretando a su personaje, sea éste un cineasta amateur que recoge muchachas de la calle para hacer sus películas, una criada, una madre ninfómana, una adolescente virgen, o cualquier otro.
El carácter performático de los actores porno lleva a construir un aura de glamour en torno a sus figuras. Esta aura se hace presente tanto en sus performances cinematográficas, como en el alcance mediático al que pueden llegar. Así es como en los Estados Unidos, el país cuya industria porno es lejos la más aceptada por el establishment, existe un reconocido star-system del entretenimiento para adultos. En PG Porn, destaca el hecho de que todas las actrices utilizadas en la serie sean reconocidas en este ámbito.
Una última característica que mencionaré en este punto, es la fuertemente instaurada delegación de roles acorde al género sexual de los actores. En el porno, el acto sexual no sólo debe culminar de manera más que exitosa, sino que también debe incentivar a un espectador pasivo a sentirse excitado por lo que ve. Por esto, el rol cultural de los géneros sexuales se hace presente dando cuenta del origen masculino del porno, ya que es la mujer y no el hombre la que por lo general debe manifestar un deseo incontenible de ser poseída sexualmente.
3- El lenguaje semántico con el cual se aborda el relato pornográfico corresponde a lo que denominaré como punto de vista audiovisual.
Gran parte de la pornografía contemporánea, se ha mantenido fiel a un estilo tradicional de punto de vista. Éste ha sido guiado por los feature films o películas de larga duración con trama cerrada. Allí, la cámara permanece distante, con un estilo muy similar al montaje clásico del cine o la televisión, variando entre planos abiertos que sitúan a los personajes, y planos cerrados en donde se hacen explícitas sus intenciones o estados de ánimo.
Una variante a este modelo, es la llamada POV, o personal point of view. Aquí, el uso de largos planos secuencia y de formatos de registro más parecidos al casero, hacen parecer que lo grabado no es un montaje, sino que la realidad misma. El camarógrafo se incluye en el relato, siendo un personaje más que observa y opina acerca de lo que acontece en la escena. Bajo esta premisa, surge también la variante gonzo, en la cual el camarógrafo forma parte activa y no sólo observante de los actos. Esto ocurre en el ya mencionado capítulo 5 de PG Porn (Squeal Happy Whores), donde el camarógrafo, que se delata por la cámara en mano, interactúa con Jenna Haze dándole órdenes acerca de lo que debe hacer.
4- Un último elemento del cual se vale el género porno para construir sus artificios narrativos, son todos aquellos objetos que rodean a la obra misma en el momento de ser consumida por sus espectadores. A esto, he optado por llamarle fetiches espectatoriales. Ellos van desde el reconocimiento de un star-system, a la apreciación de formatos que hacen alusión a la joven historia de este género.
Al inicio de algunos capítulos de PG Porn, se puede identificar una cortina que hace alusión al imaginario cinematográfico de lo espacial durante la década de los ochenta. Con la textura de un VHS roñoso, se anuncia el nombre de la supuesta empresa distribuidora de la serie (Vixxxen). Todos los capítulos que comienzan con esta cortina, reproducen también el efecto de interferencia causado por un VHS deficiente. Esto es, sin duda, una cita satírica a la historia del porno.
Los fetiches espectatoriales no son algo menor en la construcción de un imaginario que consolida el género porno. Ellos deben ser entendidos como un elemento fuertemente identitario, tanto en las obras mismas, como en el espectro mediático. Un claro ejemplo de esto es el próximo estreno del remake de la ya mencionada película Garganta Profunda (Deep Throat, 1972), protagonizada por la entonces veinteañera Linda Lovelace. Esta película fue el primer gran hit del cine porno, haciéndolo emerger de la marginalidad al punto de instalarlo en salas de cine tradicionales. La nueva versión, titulada Throat: A Cautionary Tale (2009), estará protagonizada por la famosa y recién veinteañera Sasha Grey, probablemente la más pop de las actrices de porno duro vigentes. Fuera de la industria, ella ha posado para fotógrafos como Terry Richardson y Richard Kern, ha sido parte del arte del álbum Zeitgeist de los Smashing Pumpkins (2007) y, entre otras cosas, tendrá un rol protagónico en la próxima película de Steven Soderbergh, The Girlfriend Experience (2009).Para efectos espectatoriales, Sasha Grey es una embajadora del porno en el establishment mediático.
Epílogo
La simulación documental que logran los videos amateur, POV y en especial el gonzo, son artificios que hacen difusos los límites con la realidad. En el gonzo, los personajes llevan a cabo un espectáculo que interpela explícitamente a la cámara, creando una sensación de mediación directa entre el público y aquel mundo ficticio. El espectador se encarna en la figura virtual del camarógrafo, quien a su vez dirige todas las acciones de los otros personajes, haciendo del espectáculo una instancia autocomplaciente. El espectador adopta un rol dominante en estas fantasías eróticas predeterminadas, yuxtaponiendo su deseos originales con los del personaje que encarna virtualmente. Esa es la manera en como el porno estandariza la concreción del deseo, e impone estereotipos de relaciones afectivas que se extrapolan a la realidad.
La legitimación progresiva de la pornografía favorece a la muerte del tabú sexual, pero también revela el estrecho vínculo que la separa de la violencia no consentida. Como bien es posible de apreciar en las series de PG Porn, el grueso del cine porno alude a un gran tópico: la dominación. Desde la esposa del jefe que acosa a un empleado, a una muchacha que recibe dinero para llevar a cabo una performance genital, la dominación se presenta como la cara siniestra del deseo. Tras la implementación de un artificio narrativo que simpatice con las domesticadas fantasías de los espectadores, ya no es el sexo lo más importante, sino que la ostentación y el despilfarro de aquel principio de dominación que amistosamente se muestra en el sexo, pero que puede tornarse más vertiginoso aun en la exploración de prácticas extremas para el organismo. Así es como surge el sadomasoquismo, el fistting (introducción de puños en los orificios corporales) o la reciente práctica de beber enemas ajenos.
La pornografía ha demostrado sus ansias vanguardistas, superando el apego a los soportes tecnológicos y llegando a convertirse en una fantasmagoría. El cine porno de hoy alude a la virtualidad, haciendo de ella un espacio de encuentros donde el deseo es entendido como un síntoma que debe ser curado mediante dosis estandarizadas de dominación. De este modo, nuevamente la figura de una sociedad enferma que genera sus propios anticuerpos, se torna un estado de existencia al límite de lo conocido, aún no del todo posible de ser definido bajo los añejos preceptos del bien o el mal.
Bibliografía
Gubern, R. (2000). El Eros electrónico. Madrid: Taurus.
Carrera, P. (2009). PG Porn, laFuga, 9. [Fecha de consulta: 2024-12-10] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/pg-porn/253