Teleanálisis: La dictadura en videocasetes. Chile, 1984-1989, es un libro editado el 2024 por la Editorial América en Movimiento, y forma parte de un especial sobre la conmemoración de los 50 años del golpe de estado en Chile, titulado Contra el golpe de estado. En él, su autor, Francisco Núñez Capriles, hace un exhaustivo análisis tanto cualitativo como cuantitativo, sobre lo que describe como un artefacto cultural: Teleanálisis, “la serie documental más importante de la década de los ochenta” (p.9). Afirmación que se corrobora en el pormenorizado análisis de los 4 capítulos de desarrollo de este bienvenido libro.
Esta valoración de la serie cómo artefacto cultural, nos invita a rastrear en esta obra documental la cultura que la creó, una cultura “azuzada por la violencia y el enfrentamiento” (p.9) gestado por el terrorismo de estado. Por esto mismo, tampoco es una exageración describir los 47 capítulos (183 realizaciones), en casi seis años de Teleanálisis cómo una “heroica labor” (p.9), ya que se desarrolla al final de la dictadura cuando emergen lo que hoy entendemos cómo pactos de la transición, un nuevo orden que buscaba mantener las ataduras de la dictadura al mismo tiempo que avanzar hacia la democracia, vías que hemos reconocido con el tiempo, cómo incompatibles y aún más, generadoras de una democracia débil e inconsciente.
Este complejo contexto se explora en detalle en el capítulo II del libro. Donde se examina cómo la serie tras nacer al calor de las Jornadas de Protestas Nacionales, fue explorando sus adherencias: de representar a una clase obrera que no tenía miedo a representar la lucha como caótica cercana a la anarquía -como se describe en la página 76- aunque siempre justificándolo desde el derecho a la rebelión al sistema opresor, a un “pueblo desentendido de sus organizaciones ideológicas” (p. 69). Esto explorado con mayor profundidad en el capítulo III.
En palabras del autor, editores, periodistas y camarógrafos (quienes tienen dedicados el capítulo IV) abordaron el emergente nuevo contexto “con un lente atento a los pasos de la elite, pero también con perspicacia para experimentar desde el punto de vista cinematográfico con un amplio abanico de actores y comunidades situadas en la periferia del proyecto de modernización capitalista en ciernes” (p.9). Teleanálsis no solo registró la creciente brecha económica entre ricos y pobres, las formas de resistencia y de organización, sino que además la analizó críticamente, tomando el pulso de cambiante contexto de producción. Sobre esto, es interesante el análisis que propone que Teleanálisis no alcanzó a reconocer a todos los actores que con los años reconoceríamos como esenciales, particularmente se refiere el autor a los empresarios, que poco y nada aparecen en la serie documental.
Además de la postura crítica frente a la realidad nacional, los creadores debieron sortear una férrea censura general de medios y enfrentarse al proceso de incentivación del consumo de televisión en Chile. En este sentido, el titánico esfuerzo de mantener prensa crítica -aunque como desarrolla Nuñez, Teleanálisis es mucho más que reportajes periodísticos- se fusionó con la necesidad de luchar contra el monopolio del lenguaje audiovisual, es decir, enfrentarse a la televisión de desinformación, entretención y censura. De este modo, nos parece precisa la definición de Teleanálisis como un “proyecto documental contra-informativo” (p. 21). Aún más, el esfuerzo de quienes trabajaban en este proyecto es descrito como “de un compromiso mayor del equipo realizador con la política contingente, ya que la obra fue auto-concebida como alter ego de la cadena de noticias tergiversadas presentes en los medios de comunicación ligados al régimen, una forma nada sutil que interpelaba la legitimidad social con que buscaba granjearse el general Pinochet” (p.25).
Este libro entra en detalle pormenorizado de los contenidos de la serie documental, analizando estructuras de narración, usos de la voz en off, experimentación con la escala de planos y montajes, además del uso de música y otros recursos, cómo la inclusión de victimas/testigos (pobladores, estudiantes y dirigentes políticos (entre mucho más, nombrados en la página 39) en los relatos, así como de voces de especialistas. “A partir de estos recursos cinematográficos, el equipo buscó contrarrestar la verdad de los noticieros oficiales (…) logran colocar en escena el punto de vista de la oposición al filmar espacios y actores en general invisibilizados en la pantalla abierta de televisión. Esta es una de las razones que explica la permanencia del proyecto en la memoria visual del país en las décadas posteriores” (p.29). Sumando a esto, comentan algunos de los miembros de Teleanálisis entrevistados en el libro que “Augusto Góngora habría promovido abiertamente la experimentación en el equipo (…) y fuimos derivando hacia un audiovisual en que el arte expresaba política” (p.89). Este punto es de vital interés, ya que, al plantearse en oposición a los noticieros, no ocupan ni el mismo lenguaje expresivo, ni los mismos canales de circulación. En cambio, realizan la serie documental con una intensión abiertamente más preocupada de las capacidades expresivas, que van más allá del rol netamente informativo.
Sobre este punto, muy enriquecedor es el capítulo V, sobre las prácticas de difusión de Teleanálisis, en el desigual contexto de censura. Se refuerzan las estrategias de señalar que la obra era para consumo internacional, aunque su circulación fue tanto local cómo global, así cómo las destacables estrategias de suscripciones y/o “intercambios subterráneos” para pasarse manualmente los VHS. Esta red funcionó entre personas que representaban instituciones (sindicatos, confederaciones, gremios, iglesia católica y el mismo Teleanálisis), pero personas individuales que, al fin y al cabo, se ponían en riesgo para apoyar la circulación de la contrainformación. Esta estrategia, en suma, buscaba “subvertir el consumo pasivo 1… en la medida que apostaba a transformar la práctica individual ‘puertas adentro’ del espectador” (p.124). Este sistema enfrentaba la disponibilidad de cintas de VHS y la necesidad de regrabar sobre cintas con ediciones previas de la serie documental. Este es descrito por el autor cómo “visionados con dosis de ritualidad” (p.125). En estos términos, la existencia de la serie y la posibilidad de desarrollar detallados análisis, como el que propone este libro, son una surte de azares y cuidados individuales.
Es de celebrar de este libro el análisis a través de los años de la obra audiovisual, sobretodo contemplando los cambios en las y los protagonistas, la emergencias de nuevos grupos sociales, como los rockeros o ‘jóvenes inconformistas’ quienes se consolidan cómo resultados de los años de represión (p. 85) y pese a la percepción despolitizante con que se suelen analizar, Núñez propone que la serie fue empática con estos nuevos actores sociales y valoró sus intereses políticos y actividades que convocaban el fin de la dictadura.
En suma, este libro nos presenta un interesante análisis de esta importante obra que, tanto por la periodicidad como por la extensión, así como por su estética, contenido y compromiso ideológico, vuelve a Teleanálisis en un esencial artefacto cultural. Uno dónde “en cada fotograma se condensa la dimensión artística con la militancia, las expectativas del equipo realizador con la cruda realidad, la violencia con los anhelos de cambio y la crítica taxativa al régimen con el asombro por una realidad cambiante” (p.11). Este libro se suma a los otros que recientemente han analizado la importante obra documental, reconocida por el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO. Entre las páginas de este libro hay análisis, imágenes y entrevistas que nos ayudan a conocer a Teleanálisis, comprender el esencial rol que tuvo durante la dictadura y valorar su rebelde y crítica actitud en un contexto de improcedente cambio.
Bossay, C. (2024). Teleanálisis: La dictadura en videocasetes. Chile, 1984-1989, laFuga, 28. [Fecha de consulta: 2025-01-31] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/teleanalisis-la-dictadura-en-videocasetes-chile-1984-1989/1248