Esta es la más aclamada película de Ryuichi Hiroki, un singular cineasta nipón que saltó a la fama hace un par de años precisamente por este film (bien recibido en múltiples festivales), aun cuando su filmografía contaba ya con algo así como 40 largometrajes, casi la mitad de ellos del género denominado “pink movies” (“pinku eiga”), una variante del cine erótico no pornográfico (donde se muestra todo, excepto los órganos sexuales que son censurados). Vibrator es antes que nada un juego de relatos entrecruzados, en el cual una chica anómala (una escritora freelance bulímica, depresiva y algo esquizoide), desahoga su vacío interior mientras emprende un pequeño viaje de unos días con un joven camionero desconocido.
La fuerza del film radica en que logra alternar de modo incesante diversos órdenes narrativos: conecta y entrecruza los diálogos que los protagonistas van sosteniendo con los pensamientos internos de esta escritora “freak”, además de una cierta “voz inconsciente”, que queda explicitada por medio de textos intercalados. Por otra parte, escuchamos también las “voces fantasmas” de los otros camioneros de la carretera, voces que emergen en clave y códigos secretos a través de una radio de onda corta, transformando la ruta en un universo de trayectos entrelazados. El mundo solitario del camionero va poco a poco llenando de afecto la crisis de la chica y limpiando el daño que oculta. Las partes más emotivas se expresan cuando Hiroki deja la cámara un poco más quieta, permitiendo observar la riqueza de esa tensa intimidad entre desconocidos, tan necesaria como infrecuente.
Con un par de intermedios más bien parecidos a un video clip, de planos angulados al son de una música basura, que le restan fuerza a la película, Vibrator logra aún así motivar y sorprender, escapando del marco sensibilista romántico y la solución extravagante, en las cuales podría haberse extralimitado.
Lorenzo, S. (2005). Vibrator, laFuga, 1. [Fecha de consulta: 2024-11-21] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/vibrator/214