Aunque breves y desconocidos, dos escritos de Lyotard se encuentran entre los más bellos que un filósofo francés, y acaso todo filósofo, haya dedicado al cine. Al momento de pensar filosóficamente el cine, los nombres de Deleuze y Rancière suelen ocultar, no sin razón a veces, los textos de autores contemporáneos, como Badiou, Stiegler, y otros que se encuentran fuera de Francia, como Cavell y Žižek. Con menos razón, se suele obviar el hecho de que, Lyotard, vecino de Rancière y Deleuze en la Universidad de París 8, dedica al cine, un primer texto, L’Acinéma, en 1973 1Lyotard, J. F.(1973). L’acinéma. En Des dispositifs pulsionnels. Paris: UGE 10/18, pp. 53-. Versión en castellano: (1981). El acinema. En Dispositivos pulsionales. (Trad. José Martín Arancibia). Madrid: Fundamentos, pp. 51-66, es decir 10 años antes de la publicación de L’Image-mouvement (1983), el primer volumen de los dos que Deleuze dedicará al cine. Quizá esta negligencia se debe en parte a esa especie de leyenda negra filosófica que ha caído sobre Lyotard y otros, y que lleva por nombre posmodernidad. Es cierto que Lyotard se sirvió, y que en ocasiones también aprovechó, el éxito de este término. Pero también es cierto que Lyotard mismo consideraba La condition posmoderne (1979) como un texto menor, hecho por encargo. Al lado de los textos más políticos (Le différend, 1983, Heidegger et les Juifs, 1988) y aun de los textos freudo-marxistas (Dérive à partir de Marx et de Freud, 1973; Économie libidinale, 1974), habría que considerar sus textos eminentemente estéticos, cuya primera gran demostración es Discours, Figure (1971), en el que Lyotard establece nuevas vías para pensar el quiasmo entre el texto, el lenguaje, el discurso, y lo visto, en el lugar que él llama espacio figural.
El acinéma pertenece a esa época, anterior al interés por la posmodernidad, en la que Lyotard quiere pensar una economía política del deseo. La “A” que precede a la palabra cinéma, hace referencia al objeto a de Lacan, es decir el objeto del deseo que no puede ser asignado a un objeto real o concreto, aquello que se escapa a la significación y a la conciencia. Para Lyotard, y para decirlo brevemente, el acinéma sería ese cine cuyas imágenes escaparían a su inscripción en el circuito de valor. El acinéma sería puro simulacro, puro gozo, y se desplegaría como movimiento límite en dos polos, la extrema inmovilidad y la extrema movilidad; el tableau vivant y la abstracción; la imagen que al conjurar todo movimiento convencional agita el ojo por inmovilidad; la imagen que por velocidad deshace la identificación.
En el texto que ahora presentamos, Idea de un filme soberano, Lyotard marca una distancia respecto a la experimentación del acinéma. Ahora Lyotard se sirve más de Bataille que de Freud y Lacan. Resulta que al contrario de muchos de sus contemporáneos Lyotard reconoce sus errores, mejor dicho, piensa a partir de sus errores o de lo que el considera como sus fallas. Se puede decir que Idea de un filme soberano es el esbozo de una posible teoría del cine sobre las ruinas del acinéma. En el acinéma, la película entera era el soporte del objeto a. En Idea de un filme soberano, Lyotard reconoce que ello no se da en la película sino en momentos fugaces y paradójicos. Los polos que huyen de la inscripción capitalista ya no le interesan tanto, sino lo que se construye y acecha en lo que se escapa, o mejor dicho lo que permanece como sentido en lo que queda. Ahora Lyotard nos habla de una extraña soberanía, que se da como suplemento aun en la realidad más banal, en Ozu o en el neorrealismo, como hecho fílmico soberano, es decir como hecho que no depende siquiera de la trama o de la película, aunque le sea inseparable, en tanto que hecho no sujeto sino a su propia gestualidad (la palabra es mía), como victoria del instante.
Hemos decidido traducir filme y no película o film, para conservar la economía de Lyotard sin forzar tampoco el castellano.
Domínguez, R. (2015). Presentación Jean-François Lyotard, laFuga, 17. [Fecha de consulta: 2024-12-21] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/presentacion-jean-francois-lyotard/750